Es un embrión varón el ser que extrajeron los médi-
cos.
Sabemos que crecerá con una luz violeta en una
máquina y que su madre vendrá todos los días.
Sabemos que el corazón pequeño del durmiente está
agitado como una nube negra y que se chupa el pul-
gar y juega con los líquidos.
Tiene un ojo sin párpado con sueños estelares y cen-
tellea su piel como la de los peces.
Sabemos que domina el blanco en su cabeza y un
manantial azul resuena en su cianosis.
Sigilosamente, alguien desconecta la máquina y la luz.
Ha muerto dulcemente envuelto en unas heces más
negras que la tinta.
Su madre la ha traído un pañal y un trajecito de hombre.
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Quería decirte que este poema me ha emocionado profundamente.
El tema es muy original, así como otros poemas tuyos que he leído en esta página. Son ciertemente crudos, pero muy bellos. ¡Te felicito!
Aldaril
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