¡Qué gran curiosidad tengo de verte
sin ropajes ambiguos, oh mi sombra!
Imagino tu piel acribillada
por la nostalgia; de rubor hnhábil
erizadas las fugas del contorno;
y me pregunto si guarecen algo más
esos repliegues vaporosos,
si corren por tus venas plenitudes,
si alojas muy adentro constelaciones nunca vistas.
No puede ser que sólo seas un charco de negrura,
digamos, una mancha de vacío.
Con avidez muy tuya me sigues dondequiera
y tu mismo silencio va derramando vida.
Feraz tiniebla, noche cautiva y aplastada,
como la noche sideral celas enigmas, huéspedes,
probables fuegos y zodíacos.
Sin bruma quiero verte, sin engaño.
Milímetro a milímetro,
quiero fisgar en tus intimidades. Acercarme
de veras a la fuente oscura
que llueve tus andanzas contra la paz de mi camino.
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