Sólo la nieve.
Sólo la nieve azul que desconozco
impregna mis motivos.
Sólo su esperma inaugural, el
incentivo espesor de sus cristales
que descubrí entre los libros,
configuran mi signo, me
brindan una estela
que todavía no aprendí.
Todo lo demás es lento y desandado
como una oruga:
Primaveras de cartón,
sobras de almuerzos obreros
y catedrales cabeceantes.
Todo lo demás es hartazgo,
salvo la nieve
azul que desconozco
sobre mis hombros descalzos.
Volver a Jesús J. Barquet