Asoman su silueta preguntan por el tiempo
murmuran entre vidrios palabras manoseadas
en otras frustraciones
bajo una luz de 20
imagino sus dedos de diciembre
anudando los diarios amarillos
y otras manos más lentas revolviendo
el hervor de los porotos.
Ellos son los fantasmas que nunca he descubierto
más allá de sus sombras, donde agonizan juntos
el primer gran amor, alucinado ahora y ya desconocido, en la pieza más alta
y sin ningún espejo.
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