Tu cuerpo es como una mesa dispuesta para un banquete
llena de viandas, de frutos, de vinos, panes y mieles.
Tu cuerpo es como un altar dispuesto para el rito,
la devoción, el silencio, la comunión, el sacrificio.
Tu cuerpo es como un barco dispuesto para el viaje
a la otra orilla del sueño, desafiando el oleaje.
Tu cuerpo es como una mano dispuesta para un pacto
con un estrechón de cuerpos para siempre sellado.
Tu cuerpo es como un muelle dispuesto para el regreso,
para atracar en tus muslos y anclar en ti mi cuerpo.
Tu cuerpo es como un cáliz dispuesto para el vino,
para beberse despacio como si fueras un río.
Todo chorreado de sexo, bello, verdadero, bueno,
tu cuerpo es como un cuerpo dispuesto para un cuerpo.
Volver a José de Jesús Martínez