Aquí,
sin novia y con hermano
casado hace muy poco (con problemas
laborales pequeños y prolijos detalles
sobre el piso), tú eres
el convidado menos importante.
Se te recuerda apenas que has de sentirte solo
en la casa ya grande, con tus padres,
o quizá te pregunten para cuándo
será lo tuyo (pero
a Lo Tuyo hoy no la han invitado).
Mientras,
tu hermano fuma y bebe con confianza,
esgrimiendo el pitillo como un bastón de mando.
Sabe tal vez que son copa y pitillo
signos de alguna cosa,
mínimos correlatos
de la Declaración, de los Permisos,
de las Letras del Coche y de la Esposa.
Te queda tu papel: ser invisible
y atento, sonreír y tomar nota
de los temas viriles.
Aprender.
Seguro que el futuro te reserva
a ti también mejor puesto en el clan,
banquete con familia que aconseja,
pitillo no casual, copa sin freno.
Y a quién desplazarán tus asuntos domésticos?
Volver a José Luis Piquero