A Federico G. Lorca
Ladera
cubierta de hierba.
Arroyo
sin fondo.
Un lentisco
extiende sus ramas
en círculo.
El mirlo
se deja caer
con un vuelo rítmico
y clava su flecha negra
en un plano
verde, liso.
Retamas
de filamentos grises
erguidos.
Piedras
con moho amarillo.
Una cabra
y sus dos cabritillos
transponen el viso.
El silencio gira
buscando un ruido.
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