Todos los días
llama a mi puerta el desconsuelo
Estoy vacía y su eco resuena
por todos los rincones de mi vida.
Se estremece mi sangre
que es un hilo de hielo
al faltarme el calor de tu presencia.
No comprendo el idioma del paisaje;
qué quiere decir sol,
cielo azul
aire.
No comprendo mi ritmo,
ni mi esencia,
ni por qué sigo andando,
respirando,
contemplando a la gente,
a los perros que pasan,
a los pájaros
que mi balcón visitan diariamente.
Ni por qué la mirada,
mis ojos,
abarcan el entorno que me envuelve.
Ya no comprendo nada.
El mundo se me ha vuelto
un compañero extraño
que camina a mi lado
y no conozco.
¿Qué quiere decir vida?
Ya no encuentro
aquel sabor que un tiempo me dejara.
Las palmas de mis manos
se cierran sin calor,
desconsoladas.
Que eran tuyos tu casa y tu paisaje;
que está en ellos la huella de tus pasos,
el hueco de tu cuerpo
Y está la casa llena
de tu recuerdo
Volver a Josefina de la Torre
estuvo de chicles
rompe todas sus cartasy tíralas
por la ventana que vuelen lejos
antes que tu corazón se parta,
el de él o el de ella, todos sufrimos
y solo nos queda un antiguo saldo
de viejas esperanzas, ya lo sabes
no espere hasta mañana ni repitas
el ayer que tu añoras, sueña hasta
donde la vista te alcanza, que allí
tras el horizonte que ves ahora
no hay ningún abismo, ninguna
trampa, probablemente tengas
un jardin que cuidar, un corazón
huérfano que consolar, todo lo
que todo ser humano merece
mucho amar y poco sufrir,
que todo es necerario
no puedes saborear lo dulce
sin haber antes conocido lo amargo.
En ambos casos hay que sentir felicidad porque existio de alguna manera ese sentimiento.
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