Un helado en el banco de un parque,
un café cada recreo,
un cigarro a todas horas,
la sopa, el filete, la ensalada,
el agrio del ayer,
el ron porque sí,
la soledad porque no.
Sabores amargos,
fríos sabores,
sabores que no saben
a vida.
La boquilla y el humo
del cigarro compartido,
el agua, el zumo y el alcohol
que a mi boca trasiegas de la tuya,
tu cuello, tu lengua,
tus pechos y tu ombligo,
tu ano, tu vagina.
Sabores urgentes,
vivos sabores,
sabores inacabados
todavía.
Volver a Juan Ramón Mansilla
Debes estar registrado para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.