Soneto
Abierta al viento la turgente vela
Y las rojas banderas desplegadas,
Cruza el barco las ondas azuladas,
Dejando atrás fosforescente estela.
El sol, como lumínica rodela,
Aparece entre nubes nacaradas,
Y el pez, bajo las ondas sosegadas,
Como flecha de plata raudo vuela.
¿Volveré? ¡Quién lo sabe! Me acompaña
Por el largo sendero recorrido
La muda soledad del frío polo.
¿Qué me importa vivir en tierra extraña
O en la patria infeliz en que he nacido
Si en cualquier parte he de encontrarme solo?
Volver a Julián del Casal