Tú que piensas que no creo
cuando argüimos los dos,
no imaginas mi deseo,
mi sed, mi hambre de Dios;
ni has escuchado mi grito
desesperante, que puebla
la entraña de la tiniebla
invocando al Infinito;
ni ves a mi pensamiento,
que empeñado en producir
ideal, suele sufrir
torturas de alumbramiento.
Si mi espíritu infecundo
tu fertilidad tuviese,
forjado ya un cielo hubiese
para completar su mundo.
Pero di, ¿qué esfuerzo cabe
en un alma sin bandera
que lleva por dondequiera
tu torturador ¿quién sabe?;
que vive ayuna de fe
y, con tenaz heroísmo,
va pidiendo a cada abismo
y a cada noche un ¿por qué?
De todas suertes, me escuda
mi sed de investigación,
mi ansia de Dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.
Volver a Amado Nervo
de los q he leido de amado nervo es el q mas me ha impresionado tiene su toque crudo y sutil en cuanto a la carencia fe al padre o a la referencia fundamental, me identifico mucho con esos pasajes sobre todo al final, deja muchas cosas q reflexionara la hora revisar nuetras creencias
que en tu tibia afirmación.
estupendo, glorioso.
:)
Tampoco décima antigua.
Bueno... no he entendido mucho del poema pero sí el final. Saludos
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