De aquel hidalgo de cetrina y seca
tez y de heroico afán se conjetura
que, en víspera perpetua de aventura,
no salió nunca de su biblioteca.
La crónica puntual que sus empeños
narra y sus tragicómicos desplantes
fue soñada por él, no por Cervantes,
y no es más que una crónica de sueños.
Tal es también mi suerte. Sé que hay algo
inmortal y esencial que he sepultado
en esa biblioteca del pasado
en que leí la historia del hidalgo.
Las lentas hojas vuelve un niño y grave
sueña con vagas cosas que no sabe.
Volver a Jorge Luis Borges
Bello poema donde Borges, casi insólitamente, menciona a un niño. Bellísimo ese juego de espejos sobre el hidalgo que sueña sus aventuras (y no Cervantes que lo sueña).
Maria Ester Abad,creo que el niño del poema no es otro que el mismo Borges en la biblioteca de su padre.Alguna vez comentó,en relación a su ceguera,que tenía la sensación de 'nunca haber salido de esa biblioteca'.
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