Se conocen pocos datos biográficos de Leonor de Ovando; sin embargo muchos están de acuerdo en que fue la primera poetisa de las Américas. Según lo que se ha podido investigar, se sabe que nació en Santo Domingo en el Siglo XVI y que entregó su vida al servicio religioso. Perteneció a la congregación conocida como Regina Angelorum y manifestó siempre una gran devoción no sólo por la orden sino también por la fe. Se entregó a una vida contemplativa y escribió diversos poemas de índole religiosa y con un toque intimista, que aún se conservan y que le han valido una gran consideración en las letras de su tierra.
Existen pocas mujeres de su época que se hayan dedicado a la escritura; las pocas que así lo han hecho, a su vez se volcaron por la vida religiosa. Posiblemente esto se deba a que su deseo de salirse de las estructuras socialmente impuestas, que las forzaban a casarse y cuidar de sus hijos y hogares, era tan fuerte que preferían vivir entre cuatro paredes pero pudiendo escribir poesía que rendirse ante las pautas impuestas por la sociedad. Nunca sabremos si Leonor se encontraba dentro de este grupo.
Entre las poesías que presentamos seguidamente, se cuenta "El niño Dios, la Virgen", una de las más famosas.