Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisal
de mi propio deseo, encadenado
y libre como el ancla entre sus limos.
Aquí, ferviente explorador de gozos.
No temas, cuerpo mío, arquitectura
sumergida, ciudad imaginada.
Gusta breve solaz, toca su lumbre,
admira su contorno, prevalece.
Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra,
no hay heraldo que horade tu silencio
con dulce, memorable, dulce canto.
No hay heraldo. Detente, alado brillo
del sueño, resplandor de los cobardes.
Oscura vida, ven, y tus panoplias
de soledad nocturna, tus escudos
heráldicos, tu faz de terciopelo,
cristal anochecido del abandono.
Ven, oh tú, palpitante enredadera
de destrucción y plenitud, oh vida.
Y no la selva familiar, ni el húmedo
contacto de tu quilla con la proa
del mar, no el espolón entre los senos
me ofrezcas, artificio o salvación
final, sí deslizante carabela,
submarino solar y travesía
nostálgica y feliz, hermosa y triste,
lejos de Transilvania, de los ojos
tan suaves, del cabello, de las manos
que tanto amé y se han ido para siempre.
Volver a Luis Alberto de Cuenca
"Poeta, traductor y ensayista español nacido en Madrid en 1950.
Interrumpió los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para licenciarse en Filología Clásica.
Es un miembro destacado de los poetas de su generación, caracterizado por cultivar tanto las formas clásicas como
modernas, evolucionando hacia fórmulas personales que le han valido el reconocimiento de la crítica literaria.
Fue director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Cultura del gobierno español, obtuvo el Premio de la Crítica con
«La caja de plata» en 1985 y el Premio Nacional de Traducción con el «Cantar de Valtario» en 1987.
De su obra poética también merecen destacarse, «Los retratos» 1971, «Elsinore» 1972, «Scholia» 1978, «Necrofilia» 1983,
«El otro sueño» 1987 y «El hacha y la rosa» 1993. «Sin miedo ni esperanza recoge, en seis partes, sesenta poemas escritos
entre 1996 y 2002 y su poesía completa hasta 1996, está contenida en «Los mundos y los días». ©
Su poema "El desayuno" tiene una naturalidad encantadora... y termina asi..
"«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno»".
gracias
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