Poemas de Luis Antonio Chávez
- Ahora
- Amor inédito
- Aquí estoy de nuevo
- Ars poética
- Calla!
- Como los robles
- Desnudez
- Diálogo frente al espejo
- El poeta y la muerte al hombro (VII) Nueve días
- Evocando tu mirada
- Fiesta
- La paz
- Legado
- Los hijos del trueno
- Memorial
- Nocturno
- Nostalgia
- Nunca es tarde
- Oda a tu mirada
- Orgullo
- Para escribir
- Poema
- Regreso
- Respuesta vedada
- Retención
- Sensaciones
- Seremos una muralla
- Sistema Morse
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Luis Antonio Chávez:
El poeta y la muerte al hombro (VII) Nueve días
si regresa y no estoy, dile que me fui hace tres lunas, dile que quizá tarde
un poco en volver, inventa excusas para que se vaya; ahuyéntala con
sahumerios. compra la hoja de la suerte, pon ajo en las rendijas de las
puertas y ventanas, deja la escoba detrás de la puerta con las pestañas para
arriba. la ropa interior póntela al revés, reza el ave maría y el padre
nuestro, que no se te olvide -por si las de hule- el salmo 91. saca del baúl
de madera que nos dejó la abuela alguna salamandra y la cocés a fuego lento,
cuando esté cocinada, úntate en el cuello y en el codo el aceite que
despida, eso sirve -dicen- de contra para los malos espíritus. saca unos
ganchos y te los ponés haciendo una cruz por dentro de la ropa. con la ruda
haz un pucho, úntale ajos, azufre y agua bendita. tené a la mano el
crucifijo que nos regaló el señor cura, la camándula de la comadre chepa
prestará un buen servicio. hurga entre los libros las oraciones, riega agua
bendita en cada esquina. evoca el rostro granítico de la virgen de los
desamparados. recuerda cada una de las cosas que te servirán en esos casos,
pero no pestañees ni un instante, pueda ser que en vez de llevarme a mí
arrastre contigo y tengamos que rezarte los nueve días...
San Vicente, 16 de noviembre del año 2001
Del libro inédito
El poeta y la muerte al hombro
La paz
a Nicolás Chávez
"...también fue necesario
escribir la historia
con el proyectil de la palabra"
L.A.CH.
Es un jilguero posando en nuestros pechos
como aroma de duraznos esparcidos por doquier.
Es una copla endulzando los sentidos
cual rayo certero en el alma de la urbe.
Una canción en busca de metáforas
en el escampado silencio de la noche.
Es la ternura deambulando por las calles
en un mundo de cataclismos y tormentas.
Es la estrella indescifrable de la historia
cual estela añorada por el hombre.
Es lo onírico situado a nuestros ojos.
Idea tránsfuga que llegó para quedarse.
Luis Antonio Chávez
Enero de 1992
del libro inédito Poemas a la paz y otros escritos.
Amor inédito
Ven, siéntate a mi lado
que necesito compartir contigo
este aroma a flor selvática que se esparce
y nos envuelve en el grácil silencio de la noche.
Ven, que quiero asir en la mente
tu voz impregnada de ternura,
el hechizo de tu mirada y el color rosa de tus
mejillas,
porque estando a tu lado no existe ni existirá
ningún ruido mundanal que perturbe contemplarte toda,
serena y taciturna...
Ven,
que deseo saciar la pasión inédita del amor
necesito compartir contigo, el lenguaje titilante
que frenético hipnotiza a mi alma
bajo el suave verdor de primavera.
Ven, porque ahora ensayaremos una forma
diferente de amarnos, sin inhibiciones y
alejados del mundo exterior, pues
junto buscaremos compartir la ambrosía
que se ha desatado de nuestros cuerpos...
Ven,
que el mañana es como música prolongada del espíritu
y no habrá aurora ni ocaso que perturbe nuestras vidas
más que sólo la atmósfera que nos envuelve
las suaves caricias de mis manos
y el néctar de tu labios que hipnotizan...
(Del libro inédito: Cristales del alma)
Aquí estoy de nuevo
Aquí estoy de nuevo
ansioso buscando la palabra
uniendo sílabas mudas
ante un mar de lágrimas
que me estremecen
empapándome
descubriéndome
sin esperar a que me defienda
o que encuentre respuestas
perdidas en el silencio.
Aquí estoy de nuevo
descubriendo pergaminos
hinchando mi cuerpo
procurando descifrar
en libros de sílabas polvorientas
una frase clave para mi palabra...
Aquí estoy de nuevo
aprendiendo a amar
no importa quien esté conmigo
extiendo mi mano
signalizando con ella
que no estás solo
toma mi corazón
para que mañana no digas
que esquivé tu palabra.
Aquí estoy de nuevo
porque un nuevo sol
nos enseñará las palabras graves
mañana ya sabré alzar las notas
hoy,
sólo entrego mi palabra
hecha poesía.
(Del libro inédito
Poesía para un canto nuevo)
Ahora
a Francisca Esther, mi esposa
Ahora
cuando la lluvia salpica los costados de mi patria
y el viento
trae en sus enaguas un dejo de tristeza camuflada
mi voz se desprende
buscando apaciguar estas ansias
porque una llama enhebra la ternura
que habita en mis ventrículos...
Ahora
mientras un torrencial cae sobre la vieja ciudad
cual borrasca que sabe a pesadumbre
quisiera
escaparme de este trabajo que me ata
romper los cristales que dividen nuestra sangre
porque anhelo
que se pierda la noche
que sabe a la melancolía que llevo dentro...
En esta noche... repito...
cuando la lluvia trae centellas
y el peligro acecha en las esquinas
de un barrio carcomido por la angustia
te recuerdo, como si fuese ayer,
y sin embargo,
sólo espero que el sol
me dé su última estocada...
Ahora, allá, abajo,
donde camina la ignominia en ancas de la parca
he deseado cantarle a la esperanza
pero sólo me brotan
más que dos verbos furtivos
pretendiendo entender la vida de los niños
que aprendieron a cantar
como la voz de los abuelos
con granos de maíz de raza...
Ahora llueve
sin embargo me pregunto
¿sabrás que este canto
es el pregón del futuro,
el verbo donde podré cantarle al amor
sin más grilletes que la quimera?...
Ahora
he de recordarte que una vez
supe del llanto de una cigarra
cuando el otoño acechaba e insistente
quise enarbolar
la frase más tierna que supo de la ausencia
mientras la lluvia
navegaba entre líquenes.
Llueve
y espero con paciencia
que la lluvia no borre tu imagen de mi pecho;
porque hay un verbo que, en silencio
ha iniciado su caminar
aunque teme a la verdad que impele en tu morada...
Ahora
cuando llueve a cantaradas
sobre una ciudad marchita
testiga muda de la muerte trajinando en sus costados
quizá descubras tu nombre en este verso
porque la aurora está desprotegida...
S.S. 24 de Nov. 98
Del libro Oda a la soledad
Memorial
Nos hundimos
en un paraíso de oropéndolas
caminamos
a guisa de buen cubero
en los arrecifes
desnudamos a una mariposa
desde entonces
confabulamos en el néctar de las flores...