A Jon Juaristi
Canciones que no pueden ser cantadas,
banderas que me manchan con su sangre las manos,
libros oscurecidos por el tiempo,
plazas que sólo existen en las fotografías.
Como el águila vivo
en un bosque incendiado.
El brillo de mis ojos es de llamas extrañas.
Me persiguen las ascuas de una luz enemiga.
Y vuelo, vuelo,
sin un lugar a salvo, sin poder detenerme.
Volver a Luis García Montero