Esos cabellos en tu frente enjertos
(por más que disimules y los rices)
en otros cuerpos dejan las raíces,
y por ventura en otros cuerpos muertos.
¿Por qué pueblas, o Gala, los desiertos
de la Libia? ¿Por qué con tus barnices
ofendes nuestros ojos y narices,
cual si viesen sepulcros descubiertos?
Que aunque vuelvas a ser la que solías,
no puedes competir con Galatea;
oye, verás si la ventaja es poca:
en ti son años los que en ella días;
está en duda si el tiempo la hará fea,
y está en verdad que nunca la hará loca.
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