Me haces tanta falta,
Dios,
que voy a inventarte
como otra gran mentira.
Como se inventan los sueños
y los recuerdos
o como se inventa el amor
para sobrevivir los días.
Voy a inventarte,
Dios,
como inventaba
mis juegos de niña.
¡Y serás tan mío y poderoso!
como los muñecos
que apretaba en la sombra
cuando, a solas, en mi alcoba
veía crecer la noche.
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