Poemas de Margarita Laso
- Canción
- En la memoria de mis sentidos...
- En los confines...
- Erosonera (I)
- Erosonera (IV)
- Erosonera (IX)
- Erosonera (VIII)
- La contemplación (I)
- La contemplación (II)
- La contemplación (III)
- Sé que las ratas...
- Valdivia
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Margarita Laso:
Sé que las ratas...
sé que las ratas me morderán el corazón
pero ésta es una despedida
reí y fui
loba
loba en el palomar
loba en el palomar de tus jadeos
buches y espumas rociaron la aurora de los sudores
jadeos tus de palomar él en loba
aunque
entre graznidos y hendiduras
entre zureos grumosos
loba
entre palomas en tus jadeos
digo adiós
la pena canina cubro de vidrio
lengua y falanges apago al fuego
aros y poros al polvo cocido
esta cachorra arde bajo las burbujas
aullidos sollamados invitan a las ratas
ellas escuchan su piel de chamiza que crepita
sus uñas que raspan el celo cristalino
la esfera de calor de su cuero esquilado las convida
olorosa
sé que me morderán el corazón
lastimero
pero no permitiré que tú lo muerdas
ésta es una despedida
Canción
no puedo sacarte de mi mente
tu casa de hueso es mi cabeza
en ella duermes, guisas, vas descalzo
deslizando tus pasos, tu pereza
no puedo alejarte de mis charcos
donde tomas tu baño las mañanas
a flote de la piel traes burbujas
de agua mineral o de champaña
quiero lamer tu espalda y abrazarte
pero tú estás adentro y no te alcanzo
no andes sin camisa que me aloco
ciérrate los botones que me canso
me canso de seguirte piel adentro
gentil inalcanzable vas riendo
eres el rey de mi cabeza
sin pagar ni luz, ni agua, ni arriendo
acércate a mis ojos cabecilla
tan hondo y tanto me has dolido
que lloro y en mi llanto sumergido
salado te me vas por la mejilla
mojado de sal vas y yo te olvido
Erosonera (IV)
un ceibo que cuida el horizonte
tiene menos orgullo
que el que orilla tus piernas
un ceibo en tus piernas africanas
matará mi deseo
la cadera cruje como un cangrejo
un crujido en la tenaza de mis huesos
matará mi deseo
trago de ardienteagua
un ceibo te orilla los crujidos
una huella de hollín
los vellos y tobillos
y una equis que enrosca mi cintura
una equis matará mi deseo
Erosonera (VIII)
qué sabes tú de trepanarme, reno
donde no estás
mis huesos crujen y granizan
sin mordaza
donde no estás
relincha un río hacia mis muslos
y es fresca la lechuga
que lo acoge
no te he olvidado
pero otros ojos son panteras
en el agua
otro es dragón y daga
otro es presa de mi caza
qué sabes tú, reno inútil
quédate mejor entre las reses
Erosonera (I)
tuve un hombre y él me tuvo
ahora somos memoria de carboncillo
ciclistas en la siesta de la ceniza
pero tuve un hombre
y él me tuvo
crudo abrió el beso en la yema del pubis
sentó la oreja para oír mi caracol caliente
mientras borrando pecas
hundí la nariz en el musgo tremente
de sus ingles
la lengua para lamer su venar violeta
tuve un hombre
fue pan en remojo su boca de abrir cajoncitos
mordiente su hacer de muslos y mejillas
él me tuvo
fue tristeo de agua mi pecho de dos pozos
crujiente mi hacer de cejas y ranuras
ahora somos memoria de carboncillo
La contemplación (I)
y tus besos
como el órgano de la catedral
como sus tubos
largos
como el dejo de sus bajos
tus besos hondos
graves como la octava de pedales
cuyas lentas vibraciones son las últimas que escucha
el oído humano
fértiles como el teclado de tierra
y la resonancia de sus pesados temblores