He venido mi Dios a agradecerte
La salud y el amor que me has brindado,
Y los días que he vivido y disfrutado,
Ya que creo en tu bien y no en la suerte.
Considera que soy joven y fuerte
Para ser albañil desocupado.
Y que merezco ser remunerado
Hasta que me sorprendas con la muerte.
De rodillas te ruego, por lo bajo...
Que consiga una changa por lo menos.
(Le temo más al hambre que a estropajo).
Decile a los que aún son patrones buenos
Que si llegan a darme algún trabajo
Pecados que les cuentes serán menos.
Volver a María Cristina Azcona