I
Caer en la locura como la blanca virgen
cegada en los altares.
Tocar la realidad:
los pies heridos grieta por grieta.
Ser desollada
en el límite exacto de la piel para evitar el desvarío
que su perfil obstinadamente diseña.
II
Inversión del rostro en esa conversa.
Cifra del nombre. Piedad de los espejismos
que la desdeñan.
La que sólo fuera la anónima la olvidada
fue el estupor fue lo perdido
la lujuria del calvario.
III
Ahora lucha por conquistar la realidad.
Nadie le cree.
IV
Ciegan tus párpados:
la luz ya no vendrá a reeditar el día
Bajar los párpados:
ser un depósito un remanente
un paria.
Conceder a la tierra el alarido.
Volver a María Eugenia Brito