Saltar de alguna forma el mediodía
crecer en el crepúsculo
tocar la yema
fruncido el llanto. Vernos
inmensamente labios desnudos
enfrentar tu nombre
mi nombre, nuestros nombres
nunca abandonados en los parques.
Acaso el polvo en sus cuatro estaciones
nos sepulte.
Volver a María Eugenia Caseiro
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