Entre un romper de olas descubro el monumento
de la que fue poeta y ante todo mujer.
La luz va declinando en apagarse lento
y ya en el horizonte muere el atardecer.
Como dulce canción me llegan con el viento
las palabras de otrora, recuerdos del ayer,
y todo cobra vida, mágico, en un momento,
igual que si de nuevo hoy la volviera a ver.
Me encuentro allá en la infancia junto a ella sentada,
personaje irreal para mi ingenuo asombro,
que apenas a nombrarla me resuelvo: «¡Alfonsina!»
A mi débil susurro responde embelesada,
acercando -amorosa- mi cabeza a su hombro:
«¡Y tú eres Marilina y serás Marilina!»
Volver a Marilina Rébora
todos los poemas de alfonsina storni estan buenisimos
si me sirvio para una tarea de espñol
Pero este poema no es de alfonsina, está dedicado a ella que no es lo mismo...
Rafael.-
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