Hay luces en los ojos de los peces
que los barcos capturan por la noche,
aromas en el aire de cangrejos dormidos,
fósiles transformándose en espuma.
Más tarde
la madrugada tirará otras estrellas
la brisa no azotará más las ventanas.
En ellas aparecerá
la marina de cobre de sus olas inmensas
que borrara las huellas clandestinas
de nuestros pies descalzos.
Puerto Arista, Chiapas, 1983.
Volver a Marisa Trejo Sirvent
esa amanecida ,inspiradora,bonito tu escrito.
Un fuerte y húmedo abrazo playero.
no cuando vi la estatua de la libertad
ni los orgullosos rascacielos,
me sentí en americano suelo
cuando vi flotando en el aire y libando
una flor a las más diminuta maravilla,
coloreada y casi transparente , un colibrí.
rafael.-
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