El tiempo inexorable
se diluye entre los dedos
descarnados de la muerte
que ávida y voraz
aguarda
mi carne palpitante
y el alma
que escapa a su fatal llamado.
Acre veneno
que corroe mis venas
prolongará mi vida
a cambio del dolor.
De nada sirve rebelarse
ante la certeza de su cercanía
inexorable llegará.
Puntual aunque invoque
a un dios implacable
en tardía e inútil fe.
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