I
Amanezco entre nieblas de jabón perfumado
y visito los cuartos.
Allí el sueño espía entre dos pétalos pequeños
y una boca perfecta
sonríe
quien sabe a qué duende secreto y misterioso.
Y también aquel otro
donde la frente pálida
esconde sus abismos
caminos que suelen bifurcarse
y que huelen a hierbas.
Después voy al encuentro
de la casa más grande
donde todo es afecto y modelar la vida.
Donde se enseña con un grano de arena
cómo formar una montaña
Y es importante sentirse pájaro
y leer el secreto de las nubes.
II
Tallar en el viento
cantarle a los días
respirar las noches
aprender a sumar con las viejas estrellas.
También la muerte me espera agazapada
detrás del número bíblico del diablo
Sin embargo es tan dulce
elevarse en las llamas.
Callar sin respuesta.
Y en el atardecer
todo se vuelve mágico:
atravesar la pesada y negra puerta
subir las escaleras alfombradas
y entrar en el recinto
donde el tiempo nos dejó
una sonrisa enigmática y algo altiva.
Esa isla de madera
con aroma a papel
a tinta y cuero.
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