Sube la espuma del champagne : con ella sube
el ansia del amor ya turbia y desbocada.
Una mano azarosa derriba la botella
y los regueros del champagne, fundidos,
son burbujas que alfombran nuestros cuerpos
rendidos y anhelantes, en donde mecemos
la persuasión de vida que alivie nuestra nada.
Sueño sin ser son estos brazos que ciñen
tu cintura, que acarician tus altos pechos
y desembocan en el insomnio del placer.
Vida inconsciente, pero al cabo vida
que se anega en alcohol y en desengaño.
Toulouse-Lautrec pintaba monstruos
en el Moulin : nos pintaba a nosotros.
(Poema inédito proporcionado por el autor)
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