Todo era azul en la primer salida
Azul la embarcación, azul el puerto.
El corazón, hacia la luz abierto,
Soñaba con la tierra prometida.
Y en el retorno, con pavor de huida,
Anclo en mi propia soledad y advierto
Que, tras de mí, se iluminó el desierto
Y que en la luz se me quemó la vida.
Aquel azul... ¿era un azul de aurora?
Bajo la niebla, el corazón ahora
No atisba las señales para el viaje
sin término, sin rumbo, sin destino.
¡Aquel azul me alucinó el camino...
y fui... y estuve... pero nada traje.
Volver a Raúl Contreras
Me encanto este poema, lo lei y me gusto.
Por certo tenemos el mismo nombre y apellido!
Sigue asi de creativo, feliciadez!
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