Concha negra sensual.
Cuando profano
el misterio
de tu cajita negra,
mi apetito de sátiro se alegra,
fáunicamente,
con tu sexo indiano.
En cópula ritual de amor pagano,
tu cuerpo de ostra india,
pelinegra,
suavemente
en mi boca desintegra
su temblor virginal y cortesano.
Impúdica te das,
como bacante,
-imitándole a Eva su venero-
en ofrenda de amor
incomparable.
Y mientras te devoro copulante,
el pobre pescador
en el estero,
se muere de miseria,
miserable.
Volver a Ricardo Castrorrivas