Rima LXXI

Gustavo Adolfo Bécquer

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No dormía: vagaba en ese limbo
en que cambian de forma los objetos,
misteriosos espacios que separan
la vigilia del sueño.

Las ideas que en ronda silenciosa
daban vueltas en torno a mi cerebro,
poco a poco en su danza se movían
con un compás más lento.

De la luz que entra al alma por los ojos
los párpados velaban el reflejo;
mas otra luz el mundo de visiones
alumbraba por dentro.

En este punto resonó en mi oído
un rumor semejante al que en el templo
vaga confuso al terminar los fieles
con un Amén sus rezos.

Y oí como una voz delgada y triste
que por mi nombre me llamó a lo lejos,
¡y sentí olor de cirios apagados,
de humedad y de incienso!

Entró la noche y del olvido en brazos
caí cual piedra en su profundo seno.
Dormí y al despertar exclamé: ?¡Alguno
que yo quería ha muerto!

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Comentarios5
  • carlos cardona

    muy bueno
  • David

    Aparentemente creo este hombre sabia desdoblamiento astral, para aquella personas esotericas saben de lo que hablo...
  • Teresalba

    Es así, realmente nos llega el sentir de los que estan, o hán estado alguna vez, unidos a nosotros. Y es cierta esa sensación; queda como el resabio del suave murmullo de un 'amén', pronunciado por muchos, dispersado en los ecos de un santuario.([email protected])
  • juan

    esta de pelos
  •  
    PETALOS DE NOCHE desde la oscuridad al cielo, y desde la penumbra al infierno, no hay cese total, sí de la boca no muerden peces ahogados en un lamento, ni aves perdidos en un amor de, desencuentros...
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