Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible del dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía al sol.
Ni sé tampoco en tan horribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.
Volver a Gustavo Adolfo Bécquer
este mensaje me llega hasta el fondo mi corazon por que los poemas de adolfo becquer me gustan y me llegan al fondo de mi corazon sus rimas y sus leyendas de la cual me encantaria bolver a leerlo para sabr su vida y sus historias.gracias por dejar publicar mi comentario.
OH SEÑOR!!! escuche de mi Decano este poema... sobre todo el ultimo fragmento... lo senti sublime... pero no solo fue eso al leerlo completo... fue grande... inmenso... Gracias...
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