Rodrigo Caro fue un poeta, historiador, hombre de leyes y sacerdote español, que vivió en Sevilla entre los años 1573 y 1647. Teniendo en cuenta las diferencias culturales y educativas de su época y la nuestra, cursó estudios universitarios de Derecho canónico. Tras el fallecimiento de su padre se mudó con un tío sevillano y comenzó a ejercer la abogacía eclesiástica, ocupación que mantuvo durante más de dos décadas, con muy buenos resultados. Gracias a su éxito laboral pudo mantener a su extenso grupo familiar, ya que su madre atravesó grandes dificultades económicas luego de la pérdida de su marido. En medio de su carrera como abogado, se ordenó sacerdote y comenzó a gozar de una subvención por parte de la Iglesia, así como del mecenazgo de un duque. Irónicamente, uno de sus trabajos fue el de censor literario. Pasó sus últimos días padeciendo una enfermedad gástrica que se complicó progresivamente hasta que acabó con su vida.
Su obra se divide entre la narrativa, donde encontramos los títulos "Claros varones en letras, naturales de la ciudad de Sevilla", "Tratado de la antigüedad del apellido Caro" y "El santuario de Nuestra Señora de la Consolación", y la poesía, género en el cual destaca su poema "Canción a las ruinas de Itálica".