El color del cansancio es gris y tiene
la textura del plomo. Pesa el día
como el ancla en la arena. La atonía
hace indócil la mano cuando viene
sin matices la noche y se desea
estar ante otro mar, en otra playa.
Con la mirada fija tras la raya
fugaz del horizonte, es la marea
la que trae los ecos de esa vida
que se dejó morir en el olvido:
de nada vale ya, no se ha pedido
otra cosa al destino que la huida,
y ésta está aquí, envuelta en el celaje
opaco de la bruma:ciego viaje.
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