En mi carne sin tiempo: tacto, fuego,
brillos inmarcesibles.
Añafiles
desde mis altas torres lo pregonan,
Héspero lo pregona, más tus labios.
Aquí el instante, río de agua negra,
allí la mar, opalescente el mar.
¡Mi sangre, tu materia, la Materia!
Fue un sueño, invidencia, la ceniza.
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Bellísimo, esencial, trascendente.
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