La pasión habita en las aceras;
el brazo del mañana me detiene con su luz,
y enclítica en la mirada del destino
me desnudo en la orilla de los horarios.
Hoy no huyo, restablezco el valor,
y Dios celoso me mira idolatrar mi diosecillo
muere el entorno poco a poco
mientras resucitamos completos,
y crecemos y crecemos gigantes,
titanes del amor que detienen el número siete
de las arenas que nos cuentan la vida.
Subjuntivos, pretéritos, presentes, futuros,
el modo indicativo nos tortura
velocidades eternasen que nuestras
inercias se buscan en palabras y besos.
Huele a amor el cemento de las calles de las ciudades
y el aire no basta para andarse la vida.
Navego en el laberinto de mi universo mientras camino
y me van brotando versos irredentos
Me espera la plácida noche de tus sueños.
Hay gritos de guerra en mi interior;
emociones sin rienda
Lunares desnudos que te nombran.
Volver a Roxana T. E. Beltrán Velásquez