Entre cañas,
entre yerbas,
abrazando furtivo la paloma del cielo...
Escondido,
tembloroso,
ambicioso,
lúbrico...
Agua pechuga;
agua pluma;
agua...
¡Ladrón de luz, niño malo,
devuelve al aire
la mensajera luminosa,
la mensajera de amor,
la cristófora-colomba
que escondes contra el pecho!
Volver a Salvador Salazar Arrué (Salarrué)
YO DIGO QUE NO DEBEN DE ESTAR FREGANDO CON ESO CUANDO EN VERDAD NO NOS DAN NADA POR QUE MEJOR NO DICEN QUE CRISTO LOS AMA
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