Ya toda me entregué y dí,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida,
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida;
y, cobrando nueva vida,
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
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este exquisito poema hecho para aquellas que aman con toda pasiòn a su vocaciòn religiosa y bienaventuradas las que se entregan a dios y lo rinden demostrando humildad para los seres humanos
una mujer con una profunda vocacion... el poema es sencillo pero muy hermoso
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