Es la historia de siempre y también
en la que hay más enredaderas: una vez
nos dieron la tierra, pero
como nos dio la sensación de que no era
sino otra forma de engañarnos y hacernos perder
el tiempo entretejiendo
la ilusión de que algún día
íbamos a poder hacer algo con ella
dejamos que se nos muriera.
Sin llegar siquiera
a ser un inútil consuelo nos queda
la literatura como forma
de tomarle el pulso a las miserias.
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