Como jamás habíamos pensado que Dios podía ser tan pequeño
como para dudar de su propia existencia
nos sorprendió encontrarlo con los dientes desnudos
en las orillas del frío.
Dichosos por saber que lo teníamos dentro,
lo tendimos al sol, como si fuera una fiesta.
Volver a Santiago Montobbio
estaba dormida, no te senti
desperte,no estabas
pronuncia tu nombre,silencio
volvi a llamarte,mas silencio
me inquiete,llore
tu ausencia dolio...
tu recuerdo empezo.
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