Con astuta cabeza de zafiro,
Bloque de piedra fría y transparente,
Inmóvil, la mandíbula sellada,
Linda con la tiniebla el monstruo leve.
Mientras el polvo en que se duele el mundo
Curva su flor, su lágrima troquela,
Y entre los tersos cánticos del día
Sordas espadas con su vuelo templa.
Ah, nunca, nunca, la terrible escama
Su fuego amargo torcerá en la lucha,
Ni se abrirá para tragar mi cuerpo
La boca acrisolada por la espuma.
Aquí jadeo hasta acabar la sangre
Clavada en la canción mi lanza triste,
Hasta que el fruto de su viejo vientre
Lance al estrago la materna esfinge.
Volver a Sara de Ibáñez
gema, que engalana las Charrúas tierras
saber que fuiste paloma en vuelo de mis tierras,
los forasteros pies míos curiosos e ignorantes,
amar tus plazas donde en Uruguay soñé por vez primera.
Amar tus estilos arquitectónicos,
bella mi tierra Uruguaya,
Bellas las tardes en las arenas blancas,
Toda espesura, rodeando tus héroes,
mateando en abundantes y generosos mates amargos,
bella toda esa tu tierra,
donde fuiste poetiza infinita, amarte y no poder decirte
al oído, poetiza del cielo, Sara Ibáñez.
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