Escritos en el suelo han quedado los signos
de la muerte.
Y en los mosaicos de piedra roja
el estampido de los rostros de oro.
La humedad ha cubierto los frescos.
En la escalera
las manchas de los pies rajados.
El polvo ennegrece el resto.
La ventana está abierta.
La ciudad saqueada.
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