El sueño
nada es salvo una prueba general
de la muerte.
Pasamos buena parte de la vida
perfeccionando la escena,
hasta que,
en un momento dado,
nos sale bien.
Tras el negro cielo
hay un dios aburrido
que nos espía a través
de esos agujeros
que creemos estrellas.
De La carne del tiempo, Editorial Artificios, Bogotá, 2002
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