¡Oh rosa, plenitud de muerte y vida!
Esencia, luz y ser, belleza. ¿Tanto
adoró tu deidad el sol y el llanto
para engarzar tu imagen definida?
Rosa del goce sin dolor, nacida
de la nada a lo breve: dulce canto
del ruiseñor, que enseña en su quebranto
con la novia, vestal entristecida.
¡Perfección de la rosa, gracia nueva
que en la infinita soledad eleva
su seno crespo y puro en ágil vuelo!
¡Oh rosa eterna, frágil, casta, sola!
Tu aliento leve como tu corola.
¡Virgen desnuda, fiel, carne de cielo!
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