Una mujer en la ventana,
incierta como luna navegando por el mar,
princesas destronadas que inventan historias
de reyes rojos, y mujeres sueño con labios
muertos, donde crecen las manos de los árboles.
Una niña del miedo llorando en el acantilado
mientras contempla a una ahogada.
Sólo esto vi en una noche múltiple y
dolorosa, donde un arlequín sin manos,
sin pies, volvía a colocarse entre mi sombra y el día.
Sueños desde el acantilado donde vive la iguana,
del que ya te he hablado,
y en el que he decidido insistir.
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Un poema de vivencias oscuras, domina la sombra y el dolor. Pero muy bien planteado. Casi me parece leer un enjambre de cuentos contenidos.
"princesas destronadas que inventan historias
de reyes rojos, y mujeres sueño con labios
muertos, donde crecen las manos de los árboles. ..."
Exploras lo onírico con imagenes muy potentes.
Saludos
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