La felicidad viene por la noche
y acurruca su llanto entre las sábanas,
su agonía perenne y verdadera.
Los garfios de las rosas se declaran.
La muchedumbre aspira a la tiniebla.
Los huesos de la fe son dispersados.
Clama el fuego del alba por su vida,
solloza su inocencia quebrantada,
el sino pluviforme de los ángeles.
Y son las nubes llantos de los días,
la ruptura de un cielo encadenado
a resurgir al alba y a la noche.
Volver a Teresa Domingo Català
excelente poema ,ademas me alegra pues yo tanbien nací en tarragona capital es un orgullo para mi que esta poetisa sea
otorgada con excelentes premios poeticos bravo .
con cariño manoly gonzález naránjo.
yo tanbien escribo poesias .
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