Él le cuenta falsas historias,
viajes que nunca sucedieron,
y le susurra al oído
cuánto la quiere,
mientras ella juega con sus anillos
tímida y nerviosa.
Ella mira apasionadamente
su boca carnosa,
y se deja seducir
por el cálido movimiento
que producen sus labios al moverse.
Le confiesa
que al llegar la noche
le mostrará su secreto.
Y él le susurra al oído
que nunca dejará de amarla,
que siempre la llevará entre sus venas;
y se estrechan las manos con más fuerza,
y bajan las miradas con vergüenza,
y se besan, y sonríen,
y de eso hace ya
miles de años.
Volver a Toni García Arias