No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
no sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.
Lento en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.
Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,
Pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.
Volver a Jorge Luis Borges
esta una paradoja de su imagen, un conteplar diafano de contraste brilla el cielo en su constante escribir y dislumbrar ensueño
Es gracioso pensar el lo que la vida o el destino quiere para nosotros, en el caso de este pobre anciano, dejar lo que mas amaba, leer.
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Nos da tanta tristeza q solo apreciamos algo cuando lo perdemos...es tan importante valorar todo lo q nuestro cuerpo posee.y la vista mas aun,por q nos hace ver todo lo maravilloso que l naturaleza y el mundo nos ofrece...
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Como muchas otras obras de arte de Jorge Luis Borges, este nos muestra una metáfora de la ceguera, de su ceguera. Con su gran intelecto, puede dar forma poética a su sentir, a su vivir con la desgracia de perder este maravilloso Don de la vida: la vista. Merecido tiene Jorge Luis Borges un lugar en la Literatura Universal. Qué orgullo para nuestros hermanos argentinos. Jorge Luis Borges es, verdaderamente, un patrimonio universal.
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