No estoy triste porque ya te vas
pues me dediqué a quererte,
unidos y abrazados más y más
haciendo nuestro amor más fuerte.
Acaricie tus suaves manos
y bien besé tus tiernos labios
contemplé tus lindos ojos negros
y vi contigo el pasar de los años.
Me entregué a tu terso cuerpo
me dediqué a quererte,
y ese fue mi gran acierto:
estar contigo hasta la muerte.
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