Se ha quedado quieto, conversando con el polvo y las hormigas, tiritan sus labios en un charco del parqueo que se traga su risa.
Se ha quedado quieto, sembrando maíz en los recuerdos, bajo los oídos de los árboles con una mancha que pinta la tristeza.
Se ha quedado quieto, en su daga amarga, secando su voz, desmadejando el silencio en una minúscula gota de agua...
Cansado de mirar al cielo, en su absurda pretensión de apresar las cosas imposibles.
Se ha quedado quieto, como tronco mutilado de una selva virgen, bajo un paraguas de hojas secas.
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