Hablan todo el día
y entrada la noche
a media voz discuten
con su propia sombra
y con el silencio.
Son como todo el mundo
─los pericos─
de día el cotorreo,
de noche malos sueños.
Con sus anillos de oro
en la mirada astuta,
las plumas brillantes
y el corazón inquieto
por el lenguaje
Son como todo el mundo
─los pericos─
los que hablan mejor
tienen su jaula aparte.
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